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No soy una portada (relato vampírico)

A veces saber más que el resto da una ventaja enorme a la hora de sobrevivir. Por ejemplo sé, por la forma que tiene de respirar y de correr, por su ropa y por sus zapatos, que esta niñata estúpida de familia bien va a girar a la derecha en lugar de a la izquierda en la siguiente esquina.

No me preguntéis porque lo sé, pero es así.

Cuando llevas tanto tiempo persiguiendo a la gente por la noche para morderles en el cuello y beber su sangre uno acaba convirtiéndose en un depredador de la hostia, capaz de analizar hasta el mínimo detalle. Capaz de leer sus mentes.

Pobres trozos de carne. Deliciosos trozos de carne.

Me paro cuando llegamos al principio de la calle y la observo correr creyendo que estoy detrás de ella, que la continuo persiguiendo, y entonces de un salto llego a la azotea del edificio que tengo a mi derecha y corro hacia la calle donde sé que la encontraré debajo de mí.

Llego. Salto. Caigo sobre ella y, al tiempo que escucho como sus piernas se rompen debido al peso de mi cuerpo sobre su columna, le muerdo el cuello y comienzo a cenar. Estoy tan hambriento que la dejo casi seca, sin apenas una gota que su pobre corazón pueda bombear. Esta deliciosa. El B negativo es mi favorita, pero nunca le he hecho ascos al A positivo. También me gusta el sabor amargo.

Me limpio la boca con la manga cuando me levanto, vigilando que nadie me haya visto simplemente por inercia porque, si hubiese algún testigo, me lo estaría bebiendo de postre. Es lo que tiene que te convirtieran en lo que soy siendo de constitución robusta, o sea gordo, que siempre tengo hambre, y también que por mucho que corra o que haga ejercicio jamás seré como esos vampiros que, en los comics y las películas que ahora están de moda, hacen que las bragas de las mujeres se mojen a una velocidad que solo podría igualar una bala. En realidad me ayuda ser así, porque nadie me toma por una amenaza y la gente no tiene problemas a la hora de tenerme cerca o darme un cigarrillo o la hora.

Soy el tipo que confundes con tu cuñado por la calle. Soy el Resines de la noche.

Los vampiros feos, calvos, gordos y con nariz grande no suelen aparecer en toda esta mierda comercial que cubre las estanterías de las librerías y los videoclubs. Supongo que porque gana más el físico que el interior, la portada que el contenido. El nombre del autor que el auténtico talento. En ocasiones es mejor estar fuera de los cánones de belleza para poder vivir en paz.

Miro a la niñata muerta y sonrío. Pobre imbécil, pienso al tiempo que le doy una patada en el costado, jamás se dio cuenta de que ser la portada de una revista no sirve más que para sufrir en todo momento por lo que piensan los demás de ti, por el qué dirán sobre esta prenda de vestir o ese culo que crece cada día más.

Preocuparse por el aspecto que tendremos cuando muramos es igual de inútil que una nariz en el codo o que un micro pene.

Créeme, sé de qué hablo.


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